lunes, 23 de noviembre de 2009

Veredicto


Oyó el murmullo de algunos ángeles del consejo pero esta vez eran de mutuo acuerdo, de alegría creyó Rissuka. En cuanto se desenvolvió de sus alas vio a Sinnur con una sonrisa pintada en la cara. Eso era raro, muy raro en él. Y vio a Goriel con una expresión de cierta tristeza.

Rissuka sintió que aquella reunión del consejo la iba a perjudicar, y mucho, teniendo en cuenta que Sinnur estaba sonriendo. Nuestra pequeña e inocente protagonista sonrió tímidamente a Goriel queriendo creer que todo iba a acabar bien en esa reunión. Entonces él habló con su voz profunda comenzando su discurso:

-He de anunciar que debido a sus errores el veredicto de este consejo sería más severo si no se debiese a su escasa edad. Aún así no debe tomar su castigo a la ligera.

Rissuka asintió con la cabeza a Goriel y se comenzó a poner nerviosa, su sangre fluía rápida por sus venas debido al bombeo rápido del corazón. Quería saber que era lo que le iba a suceder cuando saliese de aquella maldita sala en la que estaba rodeada por los ángeles mayores, controlada y observada.

-Hemos sometido su sentencia a votación, debido al desacuerdo en el consejo-continuó Goriel-.Pero finalmente el consejo ha decidido que debéis llevar a cabo vuestro castigo en la Tierra…


Rissuka frunció el ceño extrañada.¿En la Tierra?¿Pero si ella ya trabajaba en la Tierra? No lo entendía.

-…con forma humana. Y no podrá regresar a nuestra sociedad-terminó de decir Goriel.

A Rissuka se le cayó el alma al suelo…¿ser humana para siempre?…Se sorprendió, ¿Goriel había dicho eso?

Scarlight se había equivocado en todo… Rissuka tragó saliva:

-¿Ahora… mismo?-preguntó con la voz cortada.

-Cuanto antes mejor-dijo Sinnur.-Sí Rissuka- contestó Goriel fulminando a Sinnur con una mirada-. Y quiero pedir que no hagas esto más difícil de lo que es.

-No señor, por supuesto que no-comentó ella.

No se despediría de Scarlight, eso ¿sería bueno o malo? Si se despedía de él acabarían muy tristes los dos y sino, la que acabaría triste sería solamente ella… no quería hacérselo pasar mal a su amigo.

-Por favor abandonen la sala-ordenó Goriel a los demás ángeles-.La sentencia ya está dictada. Ustedes ya han realizado su cometido.

Todos marchaban, no sin antes lanzar una mirada a Rissuka. Sinnur salió el último de la sala lanzando maldiciones por lo bajo, le hubiera gustado ver desaparecer al pequeño ángel causante de problemas.

Cuando Goriel y Rissuka estuvieron solos en la sala el ángel mayor habló a Rissuka:

-Sé que esto no es fácil para ninguno de los dos. Pero allí en la Tierra podrás concienciar a algunos de esos humanos y ayudarnos a nosotros. Piensa que siendo una de ellos podrás ayudar a reestablecer el equilibrio.

Rissuka esbozó una sonrisa triste y levantó la cabeza mirando a Goriel. Eso le gustaría.

-Claro, ayudaré-suspiró-. Tengo una pregunta…¿Me dolerá?

Goriel se comenzó a reír como si Rissuka hubiese dicho una tontería y contestó:

-No por supuesto que no. Disfrutarás del primer sueño de tu nueva vida.

¿Sueño?¿Había dicho sueño? Los ángeles no dormían pero al entrar en algunos seres vivos si había experimentado lo que era… y le gustaba mucho porque imaginaban cosas, en el caso de los humanos, los otros animales simplemente descansaban y se sentían mejor al despertar.Sí. Rissuka quería volver a dormir.

-Por favor… hágalo ya-dijo Rissuka intentando no imaginar todo lo que dejaba atrás.

-De acuerdo-dijo Goriel posando una mano sobre la cabeza de Rissuka.

El único con poder a hacer lo que iba a llevar a cabo Goriel era el ángel jefe, por decirlo de alguna forma.

Rissuka cerró los ojos intentando relajarse mientras Goriel pronunciaba una retahíla de frases en idioma angélico de forma rápida y eficaz. Ya que el cuerpo de Rissuka comenzaba a brillar con intensidad a medida que sus moléculas se iban separando y hacían desaparecer su cuerpo y tele transportaban su alma a un cuerpo humano que ya había elegido Goriel con anterioridad.


Entonces Rissuka se dejó llevar por la nada que invadía su mente y la abrazaba con sus brazos negros y tiernos induciéndola en un sueño profundo. Del que cuando despertara, ya no sería ella misma. Sería una humana que viviría unos setenta años y que necesitaba que los demás la cuidasen. Cuando la nada la envolvió, en su totalidad, ya no hubo ninguna cosa en la que pensar. Fue todo oscuro y sin sentido. Un mar negro y perdido.